Psicoterapia Integrativa

1. INDAGACIÓN: a través de una exploración respetuosa de la experiencia del cliente, este empieza a ser consciente tanto de sus necesidades relacionales cuando era un niño y de las actuales, así como de sus sentimientos y comportamientos. El cliente hace consciente sus afectos, pensamientos, fantasías, creencias, tensiones, esperanzas y recuerdos que habían quedado fuera de la conciencia por falta de diálogo o por represión.

2. SINTONIA es un proceso que consta de dos partes:

• Se inicia con empatía: identificándose con las sensaciones, necesidades o sentimientos de la otra persona.
• Y continúa con  la comunicación de este sentimiento de empatía a la otra persona. La sintonía es sentir al otro kinestésica y emocionalmente. Conociendo su ritmo, afectos y experiencias, estando metafóricamente en su piel, yendo así más allá de la empatía a proveer de una respuesta con significado para el otro, que «resuene», un afecto recíproco.

Sintonía es más que empatía. La sintonía efectiva requiere también que el terapeuta mantenga simultáneamente la conciencia de los límites entre el cliente y él así como de su propio proceso interno. La comunicación de la sintonía da valor a las necesidades y sentimientos del cliente y pone los cimientos para la reparación de los fracasos en relaciones anteriores. La sintonía es transmitida no solo por lo que el terapeuta dice sino también por sus movimientos faciales o corporales que señalan al cliente que sus afectos y necesidades son percibidas, son significativas y «hacen impacto» en él.

La sintonía facilita el contacto con partes dle Estado-Niño del Yo olvidadas hace tiempo. Las necesidades y los sentimientos pueden ser expresados progresivamente con tranquilidad y la garantía de que recibirán una respuesta empática y con interés. Permite al cliente empezar a recordar experiencias de la niñez que pueden comportar una conciencia más plena del sufrimiento de traumas pasados, fracasos en las relaciones y pérdida de aspectos del yo.

3. IMPLICACIÓN: La implicación terapéutica incluye el reconocimiento, la validación, normalización y presencia del psicoterapeuta.

El reconocimiento de las sensaciones físicas, de las necesidades relacionales y de los afectos ayuda al cliente a afirmar su propia experiencia.

La validación establece un vínculo entre la causa y el efecto, valora la idiosincrasia individual y la forma de ser en la relación.

Normalización: es muy importante expresarle al cliente que su experiencia es una reacción defensiva normal, la reacción que muchas personas tendrían si se encontraran en la vida frente a experiencias similares.

La presencia es una expresión del contacto pleno interno y externo del psicoterapeuta. Comunica la responsabilidad, fiabilidad y posibilidad de que el cliente pueda confiar en el psicoterapeuta. La presencia armonizada y segura del terapeuta se opone a la desconfianza del cliente en su propio valor (Erskine, 1994).